Pues vaya, que llevo sin escribir lo que se dice bastante, que no es poco. En fin, es lo que tiene estar preocupándose, más que ocupándose, de toda la incertidumbre que me sobreviene en un futuro no muy lejano.
El otro día me sorprendí a mí misma (luego sorprendería a algunos más cuando lo mostré) haciendo un esquema vital sobre mis planes de vida. En una cara de un folio escribí todas las posibilidades de futuro (con sus pros y sus contras) a partir de lo que puedo o debo hacer cuando termine el máster. En la otra cara, escribí todas las posibilidades (con sus pros y sus contras) a las que puedo optar cuando finalice el verano (verano incierto, que no sé ni dónde pasaré, ni cómo). Creo que tengo que reconocer que, dados los nervios y la tensión constante que he vivido estos últimos días, y que incluyen varias discusiones con mi compañero de viaje, esta forma de despejar mi cabeza y tratar de encontrar un único camino no ha sido muy eficiente que digamos, más bien diría que me ha complicado aún más la existencia. Y es que de hecho, más que de vías posibles, de posibilidades, debería hablar de "imposibilidades", en el sentido de que siento tener muchos frentes abiertos a los que dirigirme, pero ninguno plenamente abierto o con posibilidades de éxito seguro, dada la situación actual. Pero dejemos el tema. Por una vez, voy a tratar de centrarme en todo lo enriquecedor de mis trabajos, actividades y pensamientos que en estos últimos meses he llevado a cabo, y voy a dejar de pensar en caminos, opciones, decisiones e indecisiones. Para hacerlo, os voy a hablar de esos pequeños proyectos que estoy llevando a cabo o que pasan por mi cabeza para poder concretarse en un futuro.
He terminado las clases teóricas del máster y estoy a punto de terminar las prácticas en un instituto que ha sido excelente, con una tutora excelente. Me ha dejado libertad y me ha dado alas para ir o no ir cuando yo quisiera, siendo consciente de que eran muchas las horas que perdía cuando sólo tenía un par de horas al día de clase. Gracias a todo esto, he descubierto mi vocación docente y mi ilusión por la enseñanza, he sentido que puedo hacerlo y sobretodo que es algo que me gusta, y aunque las cosas estén muy dificiles, almenos tengo algo seguro: tengo grandes aptitudes para la docencia. He explicado un tema en segundo de bachillerato y otro en 4º de ESO, y sobretodo en este último, he sido lo más original y creativa que he podido, y creo que con muy buenos resultados.
Por otro lado, estuve pensando largo y tendido sobre cuál podía ser el tema de mi tesina, y finalmente encontré algo que poco a poco me ha ido fascinando cada día más, y sobre lo que no pierdo las ganas de investigar: las críticas feministas actuales. Gracias a ello, me decanté por tratar este tema en mis sesiones con los de 4º de ESO, así que maté dos pájaros de un tiro porque así también he podido dedicarle un espacio en mi tesina a esas propuestas didácticas que llevé a cabo. Poquito a poco, he ido explorando, a través de indagar en los distintos feminismos, caminos desconocidos como el de los ciclos menstruales y los tabúes de la menstruación, tema que actualmente me apasiona y me está haciendo explorarme a mí misma y conocerme de una nueva forma, hay desde luego mucho que aprender e investigar, y ha despertado de nuevo mi vena de "antropóloga" que había enterrado hace tiempo en mis primeros años de carrera. Ése es el primero de mis proyectos, y no quiero avanzar más, porque quiero construir algo diferente a través de un nuevo blog. Este es un tema que ya al principio de escribir en este blog, me provocaba mucho interés.
Por otro lado, he viajado a Suiza con mi compañero y nos enamoramos, sobretodo, de lo que hemos llamado "mayoría de edad ciudadana", con lo que hemos estado pensando seriamente la posibilidad (factible) de lanzarnos a la aventura (o más bien al precipicio porque tengo mucho miedo) de trasladarnos allí, aprender alemán y buscar trabajo. Sabemos que es difícil, no paran de repetírnoslo, pero también sabemos que sólo quien la sigue la consigue. Y gracias al despertar de este deseo, me he visto con la aspiración de formarme en poco tiempo como profesora de español, y se ha despertado en mí una conciencia de reivindicar y sacar provecho de esta lengua tan rica, la segunda lengua más hablada del mundo, y ése es también otro de mis proyectos.
Por otro lado, he viajado a Suiza con mi compañero y nos enamoramos, sobretodo, de lo que hemos llamado "mayoría de edad ciudadana", con lo que hemos estado pensando seriamente la posibilidad (factible) de lanzarnos a la aventura (o más bien al precipicio porque tengo mucho miedo) de trasladarnos allí, aprender alemán y buscar trabajo. Sabemos que es difícil, no paran de repetírnoslo, pero también sabemos que sólo quien la sigue la consigue. Y gracias al despertar de este deseo, me he visto con la aspiración de formarme en poco tiempo como profesora de español, y se ha despertado en mí una conciencia de reivindicar y sacar provecho de esta lengua tan rica, la segunda lengua más hablada del mundo, y ése es también otro de mis proyectos.
Por último, he seguido de forma más o menos constante el curso de Asesoramiento Filosófico llevado a cabo por Mónica Cavallé. El taller me ha enriquecido muchísimo y me inspira cada día a tomarme enserio esta práctica, a investigar caminos, a reflexionar sobre mí misma y a repensarlo todo de nuevo. Pero, y tengo que reconocerlo, éste último proyecto se encuentra en la constante paradoja de que, por un lado, ha sido un proyecto que he llevado a cabo (lo cuál es ya en sí mismo un logro) y continuará hasta junio, pero por otro, es un proyecto que no me atrevo a emprender y a creer realmente en él en tanto que no se despega de mi un problema: no lo consigo vivir. En mi día a día, en mi forma de manifestar mis enfados, mi tristeza, mis preocupaciones, en mi forma de mantener las relaciones, me veo muy alejada de una forma realmente sabia de reconducir mi vida, y eso me frustra enormemente.
En definitiva, creo que lo que me ocurre es que tengo muchos pájaros (nunca demasiados) en la cabeza y aunque no se trata de tener que darles puerta, diría que lo que hay que hacer es dejarles volar libremente y que no me entorpezcan más, digo entorpezcan, en el sentido de que no me dejen vivir el presente y me hagan mirar con una constante tensión e inquietud la realidad presente que estoy viviendo a cada instante. Los pájaros en la cabeza son buenos para crear, para soñar y para desarrollar nuevas posibilidades, pero si dejamos que dominen nuestro ser más profundo, no hacen más que destruir.
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