Madrid centra, y acerca. Ahora entiendo porqué aquí conviven almas tan anónimas y tan lejanas. Aquí es donde en el cruce de caminos convergen inquietudes varias, pensamientos divergentes y un stress colérico. Miradas despersonificadas pero trato personal. Rostros múltiples, imprecisos, que jamás vuelven a encontrarse para definirse.
Metrópolis activa, me tranquilizas. Aquí puedo, por vez primera, oír el ruido del presente. Me mantengo quieta inmersa en la velocidad desenfrenada del movimiento masivo. Aquí escucho mis propios pasos cuando llueve, cuando las gotas de agua tocan mis zapatos, y fluyo.
Ahora entiendo la relación que hay entre inspiración y grandes ciudades. Ahora entiendo porqué Madrid inspiró a Sabina.
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