
Ella llevaba una vida bastante normal, acomodada, no tenía motivo alguno para sentirse mal. Pero había oído hablar de un sitio y de otro sobre lo maravilloso que era vivir, de cómo la vida podía hacernos conseguir eso que llamamos felicidad.
Se dió cuenta de que en su vida no había nada que pudiera representar aquello que era "la clave de la vida", algo que se pudiera identificar con lo mejor de la vida. Comenzó a preguntarse así que debía ser lo mejor de la vida. En un lugar escuchaba una cosa y en otro, otra cosa distinta, aquí y allí, respuestas diferentes sobre la clave de la vida. Se sentía confusa. Por ejemplo, unos decían que alcanzar la buena vida consistiría en encontrar el mejor trabajo para uno: dedicar la vida y poder vivir de aquello que más nos gustaba hacer. Otros decían que para encontrarse bien debía viajar mucho y descubrir un lugar remoto precioso en donde encontrara la belleza absoluta del mundo. Unos últimos creían que lo mejor de la vida era encontrar nuestro amor verdadero y estar para siempre con él.
Ella decidió comenzar su búsqueda para alcanzar eso que podría significar ser lo mejor de la vida, como hacemos todos cuando tenemos un proyecto en la mente. Agarrarnos a eso es lo que nos permite vivir, y vivimos para alcanzar ese estado final. Ella eligió formarse, por ejemplo, en aquello que más le gustaba hacer y que más le gustaría estudiar. Alcanzó así el trabajo que más sentía que se identificaba con ella, y sentía gratitud al hacerlo. No le fué suficiente, y ella se apuntó a colectivos viajeros que se perdían en lugares remotos del mundo para contemplar la sublime belleza de la naturaleza y de otras culturas. Se preguntaba ¿he encotrado así lo mejor de la vida? Aún sentía un vacío en la respuesta a esta pregunta. Pensó que se trataba entonces del amor, ella aún no se había tomado enserio el amor. Así que se abrió al amor, y salía de un lado para otro y se apuntaba a distintas actividades, buscando su romance verdadero, nunca sola, sino con toda aquella gente que había conocido gracias a sus estudios y a sus viajes. Por fin alguien consiguió cautivar su corazón.
Ella ya lo tenía todo, pero no la clave de la respuesta a su pregunta fundamental: no tenía la clave para conseguir lo mejor de la vida. Hasta que un día alguien sabio que le hizo abrir los ojos: le dijo que jamás encontraría la clave de vivir mientras no se desprendiese de esa idea de tener que alcanzar algo en la vida, pues una vez alcanzado, seguía sintiendo que no tenía respuestas. Se percató de que las mejores sensaciones que había tenido en su vida eran todas aquellas que formaban parte del proceso de esa búsqueda: las personas que había conocido en sus viajes, las cosas que había aprendido en su formación, las personas que le había enseñado, los lugares que había conocido, y las sensaciones que había tenido al principio con el chico con el que pasaría seguramente el resto de su vida. Se dió cuenta de que en definitiva, aquello que era vida era ese ir viviendo, esa búsqueda de algo que no sabemos qué es, y que en realidad no es nada. Así que decidió, simplemente, ir viviendo esa búsqueda e ir viviendo ese deseo constante de alcanzar cosas que aún no hemos alcanzado, pues el deseo de querer algo es lo que nos mueve en la vida.
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